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Alan Santacruz



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Analista político y de medios de comunicación. Escritor en dramaturgia, narrativa corta, artículo d ...

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De acuerdo a la Secretaría de Seguridad Pública Federal, en la primera semana de mayo ocurrieron 493 muertes por homicidio en nuestro país. Es decir, 82 asesinatos por día, en promedio. Este informe lo elabora la secretaría a partir de reportes de las fiscalías o procuradurías de los estados.

Las entidades en las que más muertes por homicidio hubo, del 1 al 6 de mayo, son: Guanajuato con 61 asesinatos; Le siguen Michoacán, con 54 víctimas de homicidio doloso; Estado de México, 44; Jalisco, 36 personas que perdieron la vida asesinadas.

Casi 500 personas asesinadas, sólo en una semana, en todo México. La gran mayoría de estos homicidios se ha en un contexto de ajustes de cuentas entre grupos criminales, y por las pugnas de los cárteles por el control de las actividades ilícitas como el robo de combustible, secuestro, extorsión y narcomenudeo.

Hay otras causales, por supuesto: la llamada “delincuencia común”, el feminicidio, y los asesinatos que no tienen que ver con causas de género o de crimen organizado. Como fuese, el número es escandaloso. Desde los poderes del Estado hay muchas cosas bien intencionadas que no se están haciendo bien, y otras tantas que –de origen- se hacen francamente mal.

Tenemos mucho que replantear, si no queremos avivar las llamas de este infierno de muerte y dolor, en el que cualquiera de nosotros puede ser el siguiente en una lista interminable de obituarios, de estadísticas violentas, de muerte.