Lamentablemente este 20 de agosto, Érika Buenfil acudió con su hijo Nicolás y su sobrino a un restaurante japonés dentro del centro comercial Mitikah, en la CDMX. Tras la salida, dejaron dos computadoras en su camioneta y al llegar a casa descubrieron que habían sido robadas.
Nicolás regresó a la plaza para pedir apoyo, pero el personal de seguridad no colaboró: no mostraron las cámaras de vigilancia y se limitaron a hacer preguntas.
“Nunca los ayudaron en nada, al contrario, se pasaban la pelota de un lado a otro”, denunció la actriz.
Incluso, mediante el rastreo del celular, pudieron comprobar que una de las computadoras aún estaba en Mitikah, pero al no recibir ayuda el rastro se perdió.
La actriz reconoció que no es recomendable dejar objetos de valor en el auto, pero cuestionó la seguridad en plazas modernas como Mitikah:
“De pronto uno deja cosas en el carro y ya no se siente seguro en ninguna parte”.
El complejo comercial ya había estado en el centro de la polémica tras la reciente falla de un elevador que dejó a dos personas lesionadas.
Con indignación, Érika Buenfil concluyó:
“Creo que lo saben hacer muy bien. ¡Mitikah, qué decepción!”.
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