Aguascalientes provinciano empresarial
Aguascalientes es la inexistencia de una verdadera clase empresarial que sea moderna, competitiva y autónoma
Una de las desventajas y debilidades más notorias en Aguascalientes es la inexistencia de una verdadera clase empresarial que sea moderna, competitiva y autónoma. A diferencia de otros estados, como Nuevo León o Jalisco, donde hay élites empresariales poderosas, Aguascalientes ha tenido, con algunas excepciones, un sector privado provinciano, dependiente, más inclinado a ver en el gobierno un proveedor de favores y negocios, ubicado en una zona de confort y con una disposición al emprendimiento social o público. Salvo obras de caridad, pocos contribuyen de manera sistemática y orgánica, por ejemplo con la educación y con la cultura, como si pasa en otros estados y no se diga en otros países, todo lo cual hace que tengan poco peso y que se les use lo mismo como dice el refrán “para un barrido que para un trapeado, para un evento o para un consejo consultivo”.
Véase, por ejemplo, el caso de las cámaras de los organismos y de los membretes, cuyas posiciones de dirigencia no interesan a los empresarios de verdad y se las dejan a otros (de modesto nivel) que se dedican a hacer política declarativa que no influye en impacto en lo absoluto o bien, a esperar las invitaciones a los actos y las fiestas oficiales.
Algunos suelen ser más vocales que otros y ocupan la mayor parte de su tiempo en latiguillos mediáticos contra el fisco, la falta de apoyo gubernamental, las aduanas y poco más.
Hay otro grupo más obsequioso con los gobiernos, al menos de dientes para afuera, pero que reciente en el crecimiento de las empresas exitosas y no se diga si se trata de la inversión extranjera o de cualquier idea que se salga de sus mapas mentales.
Hay un tercer grupo de empresarios acostumbrados por años a hacer negocios con los gobiernos para venderles bienes y servicios del estado, construir obra pública, desarrollar vivienda y cosas así, es decir, cualquier negocio vinculado a la discrecionalidad pública. Alguna vez, por ejemplo, le escuché decir a uno muy conocido por las comidas que hace en su rancho, que se quejaba de que no le habían dado nada de obra pública, es decir, en su estilo de hacer negocios, el verbo aplicable no era participar, competir, concursar o ganar, sino, la decisión graciosa de concederles o de otorgarles un contrato.
Cada sector, por supuesto, o rama industrial, es muy distinto en diversos sentidos, cuando se analizan sus plantas, se observan sus cifras, se conocen sus estrategias, parecen ser mundos totalmente disímiles entre sí, pero en conjunto simbolizan la transición entre una economía que no termina de morir protegida, cerrada, de bajo valor agregado hacia otra que todavía no termina de nacer, competitiva, productiva, innovadora.
Por consecuencia, para que el estado crezca de manera, sólida y sostenida a tasas altas, que generen mejores condiciones económicas y salariales, hay que reconocer esa realidad y actuar dentro de ella, tratando de promover en los actores económicos un cambio, una interpretación correcta acerca de los cambios que están ocurriendo en México y en el mundo y una genuina modernización empresarial, asignatura pendiente en un sentido integral en el caso de Aguascalientes.
Entre otras razones, ello explica que algunos indicadores de la actividad empresarial local, no comparen favorablemente cuando se les examina a la luz de algunos datos nacionales, por ejemplo, ninguna empresa aguascalentense cotiza todavía en la Bolsa Mexicana de Valores, solo una aparece entre las 500 más importantes del país, mientras que San Luis Potosí tiene 5, Querétaro 7, Guanajuato y Coahuila 8, Jalisco 26, en Nuevo León 57. Con pocas y apreciables excepciones, ningún empresario hidrocálido preside alguno de los grandes organismos gremiales a nivel nacional, y rara vez han figurado en medios especializados.
Si solo fuera una cuestión de bajo perfil, pasa, pero entonces el desafío es que en efecto Aguascalientes pueda engendrar una clase empresarial estructurada, audaz, moderna, visionaria que muestra el liderazgo real en tiempos de globalización, de cambio, de competencia. Eso es justamente lo que hoy no tenemos y quisiéramos ver en el futuro.
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