Carta abierta a las y los nuevos egresados universitarios
Este texto es una adaptación abreviada del mensaje que la Dra. Yesenia Pinzón dio a los egresados de licenciatura y posgrado de la Universidad Autónoma de Aguascalientes durante la ceremonia de entrega de títulos.
Muy pocas veces a lo largo de nuestra vida podremos tener la certeza de que algo importante ha cambiado. Algo tan grande que ya no se siente como “pasar una página”, sino como “haber abierto un nuevo libro”. Graduarse de una licenciatura o un posgrado es uno de esos momentos.
Por ello, la entrega de títulos es la constatación de que un largo proceso formativo ha llegado a su fin de la mejor manera, y de que las y los titulados están por iniciar una nueva etapa, con retos, exigencias y posibilidades que, si saben aprovechar, los ayudarán a encontrar felicidad y trascendencia. La culminación de este largo ciclo no mide su éxito por el papel que reciben, sino por todos esos años de esfuerzo, sacrificio y compromiso que les han permitido llegar hasta aquí.
Pero haber alcanzado la cima de esta montaña es sólo el primer paso para su desarrollo profesional y su integración a las responsabilidades y compromisos que se adquieren como profesionistas. Así, ante el inminente paso que están dando, yo quiero invitarles a que conviertan el conocimiento y los valores que recibieron en una fuerza activa para hacer el bien en la sociedad.
Recuerden que el título que reciben es casi como un acta de matrimonio, pero aquí no hay divorcios. Desde hoy “hasta que la muerte los separe”, ustedes serán universitarios; orgullosos egresados y representantes de las instituciones donde se formaron. Yo no tengo dudas de que, al ejercer su profesión mostrarán lo que somos todos juntos como sociedad, compuesta por hombres y mujeres con criterio, capacidad y ganas de construir un mundo mejor.
En este parteaguas de sus vidas, recuerden también que no llegaron a este punto solos. Este momento también es de sus familias, que hicieron muchos sacrificios para verlos cruzar la meta; de sus maestros, que no sólo les brindaron conocimientos y habilidades prácticas, sino que les mostraron cómo la pasión y la disciplina pueden marcar la diferencia; de sus amigos, que los sostuvieron y escucharon tantas veces, y que rieron y lloraron y aprendieron con ustedes.
Este triunfo también es de las y los administrativos que con gran esfuerzo mantuvieron a las instituciones educativas en pie, seguras y en orden para que ustedes tuvieran las mejores condiciones de estudio a su disposición.
Finalmente, el logro es de toda la sociedad, que ha apostado por ustedes y por las universidades, confiándonos la tarea de formar a las nuevas generaciones. Entendiendo lo anterior debemos ser agradecidos con todas las personas y circunstancias que nos permitieron tener el privilegio de contar con educación superior. De verdad les invito a que dediquen unos minutos a hacer un agradecimiento personal por lo que han alcanzado.
Para cerrar mi mensaje, quiero recordarles que la educación no debe ser un lujo para pocos, sino una promesa para todos. Por eso, así como creímos en ustedes y les impulsamos, les toca ahora a ustedes desde su trinchera usar sus conocimientos, el poder de sus mentes, sus manos y sus corazones para devolver a esta comunidad y esta sociedad todo lo que les ha dado.
Por eso, queridas y queridos egresados, abracen este compromiso y sean la luz que disipe las sombras; sean la voz que rompa el silencio; sean la fuerza que mueva lo inmóvil; sean el cambio que este mundo espera y el legado vivo de esta sociedad que los vio crecer.
Gracias por dejarnos ser parte de su historia y gracias, sobre todo, por lo que harán el día de mañana. Porque sé que ustedes sabrán ser esa chispa que encienda un futuro más justo, más brillante y más humano para todas y todos.
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