Charlie Kirk: cuando el odio se vuelve contra sí
Charlie Kirk solía decir que las mujeres somos irracionales
Charlie Kirk solía decir que las mujeres somos irracionales. Desde su pódcast, el estadounidense de 31 años sostenía que una de las ventajas de la esclavitud fue que las personas afrodescendientes cometieran menos crímenes. Influencer conservador, portavoz del nacionalismo cristiano blanco y aliado de Donald Trump, defendía con fervor la posesión de armas de fuego. Para él, las muertes provocadas por ellas eran un coste que la sociedad norteamericana debe asumir en nombre de los derechos otorgados por Dios. El 10 de septiembre de 2025, Kirk fue asesinado de un disparo —posible gracias a la Segunda Enmienda que tanto defendió— durante un evento en la Universidad del Valle de Utah, en la ciudad de Orem.
Su muerte generó casi tanta polémica como en vida: mientras sus seguidores atribuyeron el incidente a sus ideas “políticamente incorrectas”, otros celebraron el fin de una narrativa misógina, racista, homofóbica y xenófoba. Lo cierto es que los discursos que niegan la igualdad, la diversidad y la dignidad humana, más que opiniones son peligrosos: siembran miedo, incitan a la violencia y debilitan la paz social. Pero deben enfrentarse no con violencia, sino con otras herramientas.
El derecho internacional protege la libertad de expresión, pero establece con claridad que no puede usarse para inducir al odio, porque eso abre la puerta a escenarios de violencia. Por ello son necesarios límites razonables que prevengan sus efectos, así como mecanismos jurídicos que responsabilicen a quienes los difunden. Sin embargo, más allá de la censura, lo urgente es fortalecer la alfabetización mediática e informacional, es decir, las capacidades críticas de las personas para comprender y evaluar los mensajes que consumen.
No comparto ni una sola de las ideas de Charlie Kirk. Su retórica deshumanizante lucró con los prejuicios de la sociedad norteamericana. Y, precisamente por eso, creo que justificar su asesinato en nombre de combatir el odio resulta tan nocivo como el propio discurso que se pretende erradicar.
La libertad de expresión no puede ser defendida a conveniencia. Así como se debate la muerte de un polemista ultraconservador en Estados Unidos, también debería recordarse que más de doscientas personas periodistas han sido asesinadas en Gaza por documentar los crímenes de guerra cometidos por la milicia israelí, en un territorio donde la prensa internacional sigue sin poder entrar.
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Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.