¿Cómo llega la inflación al cierre del año?

Dafne Viramontes

La preocupación, sin embargo, no se limita al cierre del año

Dafne Viramontes

Uno de los fenómenos económicos que más impactan a los hogares en México es, sin duda, la inflación. Este concepto se refiere al aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios en la economía. En nuestro país, el Banco de México, la entidad encargada de regularla establece como objetivo que la inflación se ubique en un rango de entre 2.0% y 4.0%, con una meta puntual de 3.0%. Al corte del mes de noviembre, la inflación general, que incorpora a todos los bienes y servicios, se ubicó en 3.8%, muy cercana al límite superior del rango objetivo.

No obstante, al analizar con mayor detalle este indicador emergen señales que merecen especial atención. La inflación subyacente, que considera mercancías y servicios, alcanzó 4.43%, manteniéndose en niveles elevados y con una tendencia al alza. En contraste, la inflación no subyacente, que incluye productos agropecuarios, energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, se ubicó en 1.73%. Esta distinción es relevante, ya que la inflación subyacente refleja presiones más persistentes y es el principal referente para la conducción de la política monetaria.

La preocupación, sin embargo, no se limita al cierre del año. De cara a 2026, existen diversos factores que podrían volver a presionar los precios. Entre ellos destaca el ajuste a las tasas y cuotas del impuesto a bebidas azucaradas, bebidas calóricas y no calóricas, así como al tabaco, con un impacto potencial en el gasto cotidiano de los hogares. A esto se suman los ajustes salariales que realizarán las empresas, mismos que podrían trasladarse al consumidor final, particularmente en sectores como el comercio y los servicios. Asimismo, el encarecimiento de la energía eléctrica, junto con posibles tensiones o movilizaciones en el sector agrícola, podría incidir en los precios de los productos del campo y, con ello, en el costo de la canasta básica.

Pese a este entorno, la Junta de Gobierno del Banco de México se ha mantenido firme en cuanto a los recortes a la tasa de referencia, la cual se ubicó en 7.25% en noviembre. Esta estrategia permite reducir la presión sobre una economía que cerrará el año con un crecimiento cercano al 0.3%; sin embargo, también implica el desafío de evitar que un menor costo del crédito se traduzca en nuevas presiones inflacionarias.

En este contexto, la evolución de la inflación seguirá siendo un indicador clave a observar en los próximos meses. El comportamiento de la inflación subyacente, sumado a los factores fiscales, salariales y energéticos que se perfilan para el próximo año, exige una atención especial por parte del Banco de México. Por su parte, las familias deberán anticiparse, ajustar sus gastos y tomar previsiones para que el inicio del año no impacte de lleno en su bolsillo.

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