De la imaginación de Refugio Reyes

Andrés Reyes Rodríguez

Un homenaje a un gran arquitecto y maestro de obras al que muchos de los que vivimos en esta ciudad no terminamos de apreciar.

Andrés Reyes Rodríguez

A unos días de festejar nuevamente un aniversario de la ciudad, me entero que muy pronto quedará grabado el nombre de Refugio Reyes Rivas, en uno de los muros del Congreso del Estado, un homenaje a un gran arquitecto y maestro de obras al que muchos de los que vivimos en esta ciudad no terminamos de apreciar.

Esta decisión de los diputados, honra a una persona que fue capaz de hacer teoría de la arquitectura sin haber pisado un aula.

Refugio Reyes fue capaz de imaginar antes de construir, inclusive de imaginar antes de hacer los planos de un inmueble, sin tener estudios universitarios, estuvo a la par del conocimiento de la mejor academia de arquitectura del país en su época. Su imaginación le permitió realizar obras de gran belleza y armonía que hoy visten a la ciudad de Aguascalientes permanentemente de gala.

Hace de los lugares como San Antonio, no solo un templo de singular belleza, es también una escultura monumental urbana que representa avance tecnológico y científico, referente de ubicación urbana y caricia a las miradas de quienes disfrutan la ciudad en la que viven y que doblegan la sensibilidad, inclusive, del más indiferente. 

Reyes fue dado a conocer a mediados de los años setenta del siglo XX, gracias a un libro publicado por el arquitecto Víctor Manuel Reynoso, director de la Escuela de Arquitectura de Guanajuato, a mediados de los años setenta, más de 50 años después, gracias a la experiencia y el valor de sus aportaciones, fue reconocido como arquitecto post mortem en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, y hace apenas algunos meses, sus familiares recibieron a nombre del arquitecto Refugio Reyes, el doctorado honorista, entregado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, como reconocimiento a sus conocimientos y habilidades. 

Las letras de oro que vestirán al Congreso, representan un elogio a la trayectoria del constructor, es también un testimonio de aprecio por tener la capacidad para convertir la imaginación en realidad, y hacer lo que han logrado muy pocos profesionistas en el mundo: Definir el perfil urbano de una ciudad que, parafraseando a José Emilio Pacheco, “una ciudad que estaba aquí cuando llegamos y que seguirá aquí cuando nos vayamos”.

Las letras de Refugio Reyes en el Congreso engrandecen al personaje, también a los diputados que aprobaron la iniciativa. Es un detalle que hace digna a una ciudad que aprecia la historia que la ve, no como resultado nostálgico y de la memoria, sino como una herramienta, que sirve para mejorar nuestro paso por el tiempo.

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