Ernestina y Alejandra, dos sentencias de la CIDH contra México por violencia contra las mujeres

Esta semana, la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió dos sentencias que involucran a México: la del caso de Ernestina Ascencio Rosario y la del caso de Lilia Alejandra García Andrade.

El caso de Ernestina Ascencio Rosario viene de 2007. Ella era una mujer indígena náhuatl de 73 años, fue violada por elementos del Ejército Mexicano en febrero de ese año en Zongolica, Veracruz. Sus familiares buscaron atención médica más de 10 horas. Finalmente, ella murió en el hospital, antes de que pudiera pasar a cirugía. En México no hubo justicia, se declaró que murió por causas naturales. El entonces presidente dijo que murió de gastritis.

Este caso, como otros, al agotar los recursos legales en el país, terminó yendo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En esta se determinó que la violación fue un acto de tortura cometido por militares; que el Estado mexicano violó el derecho a la atención en salud accesible, disponible y de calidad y que, además, el hospital no contaba con intérpretes del náhuatl; que la investigación ministerial no cumplió con el estándar para casos de violencia sexual contra mujeres y tampoco se condujo con enfoque interseccional, no incorporó perspectivas de género, étnica y de edad, cuando se trataba de una mujer adulta mayor, indígena, que no hablaba español; además, sus familiares enfrentaron obstáculos para acceder a la justicia.

El caso del feminicidio de Lilia Alejandra García Andrade viene de antes, de 2001. Ella tenía 17 años, dos hijos y trabajaba en una maquiladora en Ciudad Juárez. Un día de febrero de aquel año salió a trabajar y no regresó. Su mamá reportó la desaparición, pero no recibió suficiente atención. Una semana después encontraron el cuerpo de Alejandra, quien fue torturada y asesinada. Por nueve años, la investigación estuvo a cargo de varias fiscalías, pero sin avances. Norma Esther Andrade, la mamá de Alejandra, buscando justicia, se volvió activista por los derechos humanos y, en ese rol, sufrió dos atentados.

Igual que en el caso anterior, este, al agotar todas las opciones posibles a nivel nacional, se fue a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Ahí se determinó que el Estado mexicano incumplió con el deber de la debida diligencia frente a la desaparición de mujeres, no actuó con enfoque de género ni consideró las vulnerabilidades de Alejandra; que fue víctima de tortura sexual y que la actitud negligente y omisa de las autoridades mexicanas son un acto de tolerancia frente a la tortura; que los atentados contra Norma fueron ataques contra una defensora de los derechos humanos y que el Estado debe reconocer y garantizar la labor de las madres de víctimas.

En ambos casos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado mexicano que se haga cargo de distintas medidas de reparación, que incluyen un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional. Ninguna de estas medidas regresará a Ernestina y Alejandra con sus familiares, pero sí le regresa la dignidad que les fue negada en este país y vuelve a poner el acento en la gravedad de la violencia contra las mujeres, la falta de voluntad y profesionalismo en la atención a estos casos en todos los niveles, así como las injusticias que se viven sobre todo cuando se enfrentan varias vulnerabilidades juntas.

Las sentencias completas están en el portal de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Caso García Andrade y otros Vs. México

Sentencia: https://jurisprudencia.corteidh.or.cr/es/vid/1090148510

Nota de prensa: https://www.corteidh.or.cr/docs/comunicados/cp_105_2025.pdf

Caso Ascencio Rosario y otros Vs. México

Sentencia: https://jurisprudencia.corteidh.or.cr/es/vid/1098746473

Nota de prensa: https://corteidh.or.cr/docs/comunicados/cp_101_2025.pdf

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