Harfuch, el nuevo Juanito
El escuchar el nombre Rafael Acosta Ángeles es muy probable que no despierte en nosotros un recuerdo reciente
Josemaría León Lara Díaz Torre
El escuchar el nombre Rafael Acosta Ángeles es muy probable que no despierte en nosotros un recuerdo reciente, sin embargo, el sujeto en cuestión fue uno de los principales actores políticos en el Distrito Federal en el año 2009.
En aquel entonces Rafael Acosta, mejor conocido como Juanito, fue el candidato del PT para buscar la jefatura delegacional de Iztapalapa. Tras una campaña exitosa, Juanito ganó la elección. No obstante, su rápido ascenso político no fue más que una simulación orquestada por el equipo cercano de López Obrador, para que Clara Brugada fuera la verdadera ganadora.
En 2009 cuando los ahora morenistas aún militaban en el PRD, querían imponer a Brugada como candidata, pero en el proceso interno del partido y tras el fallo del Tribunal Electoral, la candidatura la obtuvo Silvia Olivia Fragoso; situación que no cayó bien al interno movimiento obradorista, por lo que decidieron apoyar a un completo desconocido ahora bajo el cobijo del PT, ese desconocido fue Juanito.
El acuerdo con Acosta Ángeles era simple, ganas la elección, asumes el cargo, pides licencia al mismo, el Jefe de Gobierno, entonces Marcelo Ebrard, propone a la Asamblea Legislativa del DF que el cargo lo ocupe Clara Brugada; y en efecto eso fue lo qué pasó. Juanito fue el protagonista de una simulación vergonzosa y una falta de respeto a la democracia, al mismo Juanito y por supuesto a la gente de Iztapalapa.
Catorce años después Juanito es un fantasma y Clara Brugada es la precandidata de Morena a jefa de gobierno de la Ciudad de México, a pesar de haber perdido la encuesta de popularidad establecida por su partido como medio para ganar la candidatura.
Curiosamente el hecho de que Clara Brugada sea ahora la candidata demuestra una vez más la descarada simulación y el uso del poder de manera facciosa para decidir e imponer a aquellos afines y leales al presidente de México; haciendo de Omar García Harfuch, el elegido por Claudia Sheinbaum, como el Juanito de nuestros tiempos. ¿Qué no se suponía que cuando el presidente le entregó el bastón de mando, ella sería la tomadora de decisiones al interno del partido cara a las elecciones del 2024?
Los hechos demuestran lo contrario, la decisiones, el mando y el poder siguen siendo de una sola persona: el presidente de México. Quizás haya cosas que en política mexicana jamás cambiarán, sin importar el partido en turno, la voluntad presidencial está por encima de todo.
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