La Convención de 1914 y el legado de la soberanía popular
La soberana Convención Revolucionaria de 1914 constituye uno de los episodios más significativos de la Revolución Mexicana y es un hito en la afirmación de la soberanía popular
En estos días celebramos un aniversario más de la Convención de 1914, sede de lo que hoy es nuestra Constitución Política.
La soberana Convención Revolucionaria de 1914 constituye uno de los episodios más significativos de la Revolución Mexicana y es un hito en la afirmación de la soberanía popular. Reunida tras la caída del régimen de Victoriano Huerta, la convención buscó unir las diversas fuerzas revolucionarias para definir el rumbo del país a través de instituciones y ya no de pólvora.
Proclamada soberana, la convención colocó su autoridad por encima de cualquier caudillo o de cualquier grupo o fracción, reivindicando con ellos la legitimidad política que debe emanar del pueblo y no de las armas, no de los movimientos caprichosos.
Una de las deliberaciones se debatieron en ellas los grandes temas nacionales que no nos son ajenos hoy en día, aquí en el siglo XXI: la tierra, la justicia, la educación, los derechos de los trabajadores, anticipando con ellos lo que más tarde sería nuestro pacto político, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que no es una ley.
Es la ley de leyes, el pacto político por el cual se deben cumplir las leyes que de ella emanan, y ahí están, en nuestra Constitución plasmada en 1917, los grandes temas nacionales.
Aunque fue muy breve la existencia de la soberana Convención, fue un ejemplo de un Estado fundado en ideales, capaz de instituir un gobierno legítimo y proyectar una visión social avanzada. Su herencia perdura.
Hoy disfrutamos de ese enorme esfuerzo que aquí en Aguascalientes se realizó en la Convención Revolucionaria, en nuestro queridísimo Teatro Morelos, en donde hay un símbolo de unidad, de justicia y de soberanía, y nos recuerda la grandeza del pueblo, de la nación y de la patria de este hermoso país, México.
Representa ideales de soberanía y justicia en una visión de México en la que el poder debe emanar del pueblo y no de los caudillos, no de movimientos, sino del verdadero pueblo que establece la Constitución. Ello se refleja, cuando menos, en tres vertientes importantes.
Uno: los principios sociales de la Constitución de 1917 están en los artículos tercero, 27, 123 y otros más, que contienen elementos, pues, de los principios sociales. La tradición política, por otra parte, de nuestro país valora la soberanía popular como una fuente de legitimidad.
Es algo que no podemos perder: nuestro pacto político y, además, en la tercera, es un ejemplo moral de un intento de unidad nacional basado en ideales y no en intereses personales.
Creo que tenemos los elementos, más los aguascalentenses, para defender este pacto político, que hoy vemos que se deteriora con la ley de amparo, con la renovación del poder judicial a través de las urnas, etcétera, etcétera, etcétera.
Es momento de que la ciudadanía ponga atención en nuestra carta magna.
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