La travesía hacia la humanidad del INM
Este incidente y muchos otros similares deben servir como un llamado a la reflexión y a la acción
Recientemente, recibí un video impactante de un grupo de voluntarios que mostraba a una agente del Instituto Nacional de Migración (INM) actuando violentamente contra migrantes sobre el tren conocido como "La Bestia". Este acto ocurrió en un contexto que debería ser de protección y seguridad, pero lo que vi fue todo lo contrario: un claro ejemplo de abuso y represión.
Este video no solo es un retrato gráfico de un incidente aislado; es un espejo de una política migratoria que ha tomado un rumbo preocupantemente represivo. La militarización de las fronteras en México, tanto al norte como al sur, ha sido una respuesta gubernamental para controlar la migración irregular. Pero, ¿a qué precio humano?
Después de recibir el video, tomé la iniciativa de contactar a los migrantes que aparecían en él, quienes para entonces ya se encontraban en Zacatecas. Su relato no sólo corroboró la violencia que habían experimentado, sino que también subrayó la urgencia de abordar y rectificar estas políticas desde una perspectiva de derechos humanos.
Mientras tanto, en Estados Unidos, la situación no es menos compleja. La migración se ha transformado en un tema álgido en las elecciones, con líderes políticos utilizando el tema migratorio para manipular la opinión pública y fortalecer agendas políticas restrictivas y punitivas.
Pero volvamos a la legislación mexicana, que en teoría ofrece protección: el Artículo 140 de la Ley de Migración específica las infracciones y las sanciones para los servidores públicos que fallan en proteger los derechos de los migrantes. Sin embargo, la impunidad y la falta de transparencia en las acciones del INM socavan estos preceptos, permitiendo que tales abusos continúen sin las debidas consecuencias.
Ante este panorama, es imperativo que las autoridades mexicanas actúen con determinación y rapidez. No solo deben asegurarse de que el INM cumpla con sus obligaciones legales y morales, sino que también deben ser transparentes y responsables ante la población y la comunidad internacional.
Este incidente y muchos otros similares deben servir como un llamado a la reflexión y a la acción. Es esencial que la gestión de la migración se transforme en una práctica transparente, responsable y humanitaria. Solo enfrentando estos desafíos con honestidad y compromiso podremos aspirar a una política migratoria que respete la dignidad y los derechos de todas las personas en tránsito.
Este es un momento crítico para reflexionar sobre nuestro camino hacia adelante y para asegurarnos de que cada paso que demos en la política migratoria sea firme, justo y, sobre todo, humano.
Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.