Perspectiva: Abundancia sustentable y el hombre del billón de dólares

Enrique Gómez Orozco

¿La humanidad estaría mejor sin estos súper millonarios que acumulan riqueza y poder como nunca antes?

Enrique Gómez Orozco

 

Los dueños de Tesla aprobaron ayer otorgarle a Elon Musk un contrato con un salario de un millón de millones de dólares si cumple las metas propuestas (un billón de dólares). El incentivo se aplicará durante una década. Aunque no logre los objetivos, seguirá siendo el hombre más rico del mundo. ¿Por qué los socios de Tesla apoyaron la propuesta del propio Musk? La respuesta es fácil: el mayor genio empresarial de nuestro tiempo generará más valor para Tesla de lo que le van a pagar. La decisión de si lo merece o no es de los accionistas y de nadie más.


Musk perdió mucha popularidad y se ganó el odio de millones de personas en todo el mundo cuando se unió a Donald Trump. Su paso por el gobierno fue, por decir lo menos, un fracaso. El genio que lanza cohetes al espacio con SpaceX, inventa una nueva industria automotriz con Tesla y nos conecta con una red de miles de satélites con Starlink, resultó incompetente ante el DOGE, o “Departamento de Eficiencia Gubernamental”. Se peleó con Trump sin necesidad. Los genios a veces carecen de inteligencia emocional. Lo mejor es que regresó a lo que ejecuta como nadie en el mundo: la invención del futuro.


Quien pagará el futuro salario y la riqueza exorbitante de Musk será el mercado. Los millones de compradores de sus bienes y servicios. Sus socios saben que él es el motor de un futuro de “Abundancia sustentable”. Como siempre ha sido en todas sus presentaciones, Musk habla de un mundo en el que todo ser humano querrá tener un robot Optimus; dice que espera construir fábricas donde se produzcan 100 millones de humanoides al año. A pesar de las oportunidades perdidas por su efímera participación en la política, su auto, el Tesla Y, es el eléctrico de mayor venta del mundo.


La sustancia de su visión es el aumento de la productividad mundial, que podrá multiplicarse por 10. Un mundo en el que desaparecerá la pobreza gracias a la evolución tecnológica de sus productos. Musk sueña como habla o habla y sueña. A pesar de lo que dicen sus críticos, contagia su optimismo desbordado. Aquí viene la pregunta que parece dividir a la humanidad: ¿merece una persona acumular la riqueza que tiene y tendrá el inmigrante sudafricano?  Según la revista Forbes, su riqueza se acerca al medio billón de dólares, es decir, unos 500 mil millones. Son cifras que ni siquiera podemos visualizar en su dimensión.


¿La humanidad estaría mejor sin estos súper millonarios que acumulan riqueza y poder como nunca antes? Sería difícil decir si es justo o no que el sistema económico capitalista dé tanto a tan pocos. Lo cierto es que la aportación de sus ideas al desarrollo económico y social cambió al mundo como lo conocíamos antes del 2000. Si Musk logra esa abundancia sustentable, merece el pago que le prometieron el consejo de administración y los socios de Tesla.


Además, ¿qué puede hacer con tanta riqueza?  No puede gastarla más que en inventar fascinantes inventos, en construir más fábricas y en su más acariciado sueño: viajar a Marte. Por lo pronto, invierte en la producción de baterías para duplicar la capacidad eléctrica en Estados Unidos y en países que le compren estaciones de almacenamiento.“El dinero será obsoleto”, dice Musk, “la moneda de cambio será la energía”. Nos dejó pensando.

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