Perspectiva: Necesitamos tierra

Enrique Gómez Orozco

“A la tierra, ni las balas le entran”. Juan José Torres Landa

Enrique Gómez Orozco

 

Para construir se necesita tierra, para transformar ciudades se necesita espacio, para el futuro se requiere conseguir tierra. Lo saben quienes desarrollan vivienda, comercio e industria. La tierra es, sin duda, una de las inversiones más seguras y rentables. En las ciudades la plusvalía se acelera, sobre todo cuando la demanda excede a la oferta.


Entonces, ¿por qué si la tierra es un bien indispensable para el desarrollo, las ciudades no adquieren tierra a través de sus ayuntamientos? ¿Por qué el Estado no invierte a futuro como se hizo con gran éxito en el Puerto Interior de Silao?


Un conocido filántropo de León comentaba que hacía falta tierra para lograr una sociedad más justa, donde la pobreza extrema diera paso a las oportunidades. Sobre todo espacios para que las mujeres puedan trabajar, tener ingresos y mejorar la vida de sus hijos. Alrededor de las urbes hay condiciones de vida muy difíciles para familias donde la mujer es cabeza responsable.


Un ejemplo es San Juan de Abajo, una comunidad construida sin los servicios urbanos, con asentamientos irregulares y condiciones de extrema pobreza. La zona está cercada por la carretera de cuota León-Lagos al sur, y su desviación hacia el bulevar Timoteo Lozano. La salida se construyó para conectar vialidades sin siquiera tomar en cuenta a la comunidad de 15 mil habitantes.  ¿Dónde estaban los del IMPLAN o los de Desarrollo Urbano?


Alejandra Genco y Christian Moreno realizaron un video muy emotivo sobre las complicaciones de la colonia. Hay que cruzar vías del tren para entrar y salir; el agua potable solo llega a surtidores públicos lejanos. La propiedad de la tierra no está definida porque su venta y posesión fue irregular, como otros 300 asentamientos. Eso impide que SAPAL lleve agua a los domicilios, algo que se puede remediar con imaginación sin burlar la ley absurda de que no se le puede llevar el servicio a ese tipo de colonia.  Pero ese es otro tema.


El problema es que el Estado invierte o gasta en proyectos cuya rentabilidad social y económica es dudosa. O gasta en proyectos que nunca se realizan como las tierras de la refinería que nunca se construyó en Salamanca, o 20 hectáreas carísimas compradas sin mayor utilidad en la presa  El Palote. Qué decir de los 100 millones de dólares que se gastaron en el 85 % de los derechos de vía del Tren Interurbano que nunca se construyó.


En León, la alcaldesa Alejandra Gutiérrez, comienza un esfuerzo por adquirir tierras para parques y espacios públicos indispensables en la periferia de la zona urbana. Nuestras ciudades tienen tres o cuatro parques importantes, pero ni siquiera el 10 % de la mancha urbana es verde. Somos un entramado de concreto y con zonas sin urbanizar.


De las 122 mil hectáreas que tiene el municipio, se podrían adquirir al menos unas 5 mil a largo plazo, un 20 % de lo que hoy es la mancha urbana. Incluso podría administrarse para varios fines: parques, deportivas, vivienda progresiva, zonas para industria ligera y terrenos cercanos a las fábricas locales.


La ventaja del Ayuntamiento es su poder de designar uso de suelo, acceso a servicios y el diseño urbano de grandes proyectos. Eso le da ventaja sobre cualquier otro comprador o desarrollador. Las oportunidades están ahí. Debemos tomarlas.

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