Perspectiva: Un conflicto explosivo
El conflicto no debería ser ideológico puesto que el expresidente y el empresario eran cercanos
Durante los últimos años, el conflicto entre el gobierno de la 4T y Ricardo Salinas Pliego escaló hasta el punto en que la presión política no puede contenerse. Mañana se definirá cuánto es el monto que el empresario deberá entregar al SAT. Las versiones de la conferencia mañanera del pueblo y del Grupo Salinas son muy distintas. La presidenta Claudia Sheinbaum llegó a la conclusión de que Ricardo Salinas Pliego o, mejor dicho, sus empresas, deben pagar al fisco 48 mil millones de pesos en impuestos atrasados.
Habían dicho que eran 75 mil millones, pero la última cuenta que dio Palacio fue de 48 mil millones. Salinas dice que son, a lo más, 35 mil millones. Los nuevos ministros de la Suprema Corte, que ahora están del lado de la 4T, darán su última palabra. Después de su sentencia se despejarán dudas. El Grupo Salinas podría pagar 30 o hasta 48 mil millones de pesos si le dan buenas condiciones. Si la suma es de 75 mil millones, el futuro de las empresas estaría en aprietos. No sabemos cuál sea la posición líquida del “Tío Richi”, ni si podría fragmentar sus empresas para vender activos y pagar lo que le pidan.
Lo cierto es que el conflicto fue innecesario. En cualquier otra circunstancia, donde no hubiera egos tan grandes como los del expresidente Andrés Manuel López Obrador y de Salinas Pliego, el tema estaría cerrado con un buen acuerdo. El tema es que hubo ofensas, ataques y contraataques públicos en redes sociales y en medios de comunicación abiertos, como TV Azteca.
El conflicto no debería ser ideológico puesto que el expresidente y el empresario eran cercanos. El rompimiento tiene tiempo. Salinas dice que tenía arreglado el pago de 7 mil millones, pero el SAT no lo aceptó. Desde entonces, la guerra comenzó contra Jesús Ramírez, entonces vocero de AMLO; contra la senadora Citlali Hernández y contra otros miembros clave de Morena. Los agravios subieron de tono. Para la presidenta Sheinbaum es un conflicto heredado que ha utilizado para poner a raya no solo a Salinas, sino también a cualquier disidente del sector empresarial que quiera enfrentarse a la 4T.
Si Salinas no paga, podrían embargarle cuentas, bienes y hasta las concesiones de TV Azteca y el Banco Azteca. Aunque lo más estratégico para el gobierno sería lo primero. También la empresa de servicios de internet “TotalPlay” estaría en juego.
Para el gobierno no dejan de existir riesgos políticos. Si Salinas saca de la chistera un cheque para pagar, perdería un tercio de su fortuna, pero pondría en aprietos al nuevo “sistema” político. Le darían la vía libre para iniciar una campaña presidencial.
Todo saldría mejor si alguien hubiera ayudado a llegar a un acuerdo. La presidenta Sheinbaum cuenta con el respaldo de “El Águila” nacional, la de mayor poder en el país. Eso que nadie lo dude. Jamás un presidente podrá doblegar su poder ante cualquier otro actor político, ya sea militar, empresarial, religioso o criminal. Así que el futuro es más incierto para Salinas y su grupo empresarial que para la inquilina de Palacio Nacional. Empero, la 4T no debe considerar a Salinas Pliego un enemigo menor. Puede tener información que raspe a miembros destacados de Morena. Seguro que se aferrará a la televisora, arma indispensable para luchar contra lo que él llama una “dictadura”.
Este buen pleito no es bueno para México.
-
Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.