Sheinbaum y la transformación del INM

Nadine Cortés

Este es un momento decisivo para México y su política migratoria

Nadine Cortés

A medida que México se adentra en una nueva era política bajo la administración de Claudia Sheinbaum, la política migratoria del país se enfrenta a un punto crítico que requiere una reevaluación profunda y urgente. La gestión del Instituto Nacional de Migración (INM) por Francisco Garduño ha sido criticada severamente, lo cual pone en evidencia la necesidad de un cambio de liderazgo que se alinee más estrechamente con los principios humanistas que promete la nueva administración.

Francisco Garduño, quien tiene un extenso recorrido en la administración de justicia penal pero una experiencia limitada directamente en asuntos migratorios, ha estado al frente del INM durante un periodo marcado por trágicos incidentes. Su gestión ha revelado no solo una falta de capacidad para manejar crisis, como la tragedia de Ciudad Juárez donde 40 migrantes perdieron la vida en un incendio, sino también un enfoque que ha sido criticado por su rigidez y falta de sensibilidad hacia los derechos humanos de los migrantes.

La presidencia de Sheinbaum se presenta como una oportunidad para redefinir la política migratoria con un enfoque que priorice la dignidad humana y la justicia social. Es crucial que el liderazgo del INM se refuerce con figuras que no solo tengan experiencia en gestión migratoria, sino que también posean un compromiso demostrado con los derechos humanos y la protección de las poblaciones vulnerables.

Más allá de cambiar figuras, la administración de Sheinbaum debe esforzarse por transformar el INM en una institución transparente y responsable, que trabaje en colaboración con organizaciones internacionales y de derechos humanos para mejorar las condiciones de los migrantes. Este cambio debería incluir una revisión de las políticas y procedimientos actuales del INM para asegurar que se respeten los derechos de los migrantes y se atiendan sus necesidades de manera efectiva y empática, cómo lo señalan los principios del marco normativo en la materia, sin que esto sea un menoscabo a las leyes de nuestro país.

La política migratoria no es solo una cuestión de seguridad nacional, sino un reflejo de los valores y principios éticos de un país. Bajo la dirección de Sheinbaum, México tiene la oportunidad de liderar con el ejemplo, mostrando al mundo que es posible gestionar la migración de una manera que sea segura, ordenada y, sobre todo, humana. Este cambio no solo mejoraría la situación de los migrantes, sino que también fortalecería las relaciones internacionales de México y reafirmaría su compromiso con los derechos humanos en el ámbito global.

Este es un momento decisivo para México y su política migratoria. La nueva administración tiene el deber de asegurar que las reformas migratorias no solo sean efectivas, sino que también promuevan una sociedad más inclusiva y justa.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.

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