Sin motivos para celebrar: Madres buscadoras en México

Dorismilda Flores-Márquez

“Todas las madres merecen ver a sus hijos volver”

Dorismilda Flores-Márquez

“Te cambio mi voto por mi hijo desaparecido”, decían algunas pancartas en las protestas de las madres de personas desaparecidas este 10 de mayo. Estas mujeres no tienen motivos para celebrar el Día de las Madres, sino que nos recuerdan la gran deuda que se tiene con ellas y sus familias. 

El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas de la Comisión Nacional de Búsqueda señala que, al 10 de mayo de 2024, hay 116,298 personas desaparecidas o no localizadas. Sin embargo, como han denunciado los colectivos de búsqueda y organizaciones de defensa de los derechos humanos, el número real puede ser mayor, porque la Estrategia Nacional de Búsqueda Generalizada de Personas Desaparecidas del Gobierno Federal ha reducido las cifras desde diciembre de 2023.

Estas mujeres han enfrentado la indiferencia y la incompetencia de las autoridades, que en vez de asumir sus responsabilidades, revictimizan a las personas desaparecidas y sus familias. Han tenido que dejar atrás sus vidas para dedicarse a buscar, lo mismo en las redes sociodigitales que en fosas clandestinas, lo mismo con picos y palas que con el uso de drones. Han tenido que aprender a hacer labores de búsqueda que no les tocaban. Como señala el periodista y académico Darwin Franco Migues en Tecnologías de la esperanza, las madres buscadoras aprenden a usar la tecnología para mantener la esperanza de encontrar a sus desaparecidos, vivos o muertos, para “hacer aparecer a la o el desaparecido”. También han encontrado modos de hacer memoria de sus hijas e hijos en espacios públicos, resignificando monumentos, como la Glorieta de los Desaparecidos en Guadalajara, pero también bordando sus nombres, tejiendo, cocinando, acompañándose entre ellas. Todo esto son labores permanentes, es decir, no sólo protestan, trabajan siempre. Todas estas tareas en circunstancias adversas tienen costos económicos, sociales y personales para ellas y sus familias.

Las protestas de este año incluyeron marchas, plantones y misas, en varias localidades de Sinaloa, Tamaulipas, Chiapas, Veracruz, Puebla, Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y más. En la Ciudad de México se realizó la Marcha Nacional de Madres Buscadoras, con la presencia de colectivos de todo el país. Una vez más encontraron Palacio Nacional con puertas cerradas, resguardado con vallas y granaderos. 

Todo esto, como recuerda Amnistía Internacional, es contrario a lo que establece la Convención Internacional de la ONU para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas: que “las familias de las personas desaparecidas tienen derecho a la verdad, a investigaciones efectivas, así como a buscar, recibir y difundir información, entre otros derechos. Aunado a ello, las familias deben disfrutar sus derechos económicos, sociales, de salud, de seguridad y a la vida”. Estamos muy lejos de ese escenario y, precisamente por eso, es importante que sigamos alzando la voz ante las injusticias.

Como dice una postal que circula de cuando en cuando en las redes sociodigitales de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas: “Todas las madres merecen ver a sus hijos volver”.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión

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