Tercera vía

Alan Santacruz

No se ve que haya personas con el perfil, la legitimidad, el alcance mediático, la base social, y -sobre todo- con la claridad ideológica

Alan Santacruz

En 1988, durante el gobierno del partido hegemónico representado por el PRI, hubo un importante cisma entre las filas del partido en el poder, debido a la falta de democracia interna que históricamente tuvo esa organización y, específicamente, durante la sucesión presidencial de ese año. 

En el último año del sexenio de Miguel de la Madrid, fiel a la tradición del partido monolítico, el presidente tenía la prerrogativa metaconstitucional de elegir a la persona que dejaría en el poder. En ese contexto, la decisión se dividía entre Carlos Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Salinas representaba la globalización económica, el adelgazamiento del Estado, y el liberalismo mercantil; es decir, representaba a la derecha. Por su parte, Cárdenas representaba la democracia social, la redistribución de la riqueza, y el Estado de Bienestar; es decir, representaba a la izquierda.

De la Madrid eligió a Salinas y esto condujo a que el PRI se dividiera: el ala derechista, los grupos más institucionales, así como los sectores beneficiados por el sistema, se quedaron en el partido. Mientras, el ala más progresista y los demócratas de izquierda social, abandonaron a la organización e hicieron una amplia convocatoria ciudadana para crear el llamado Frente Democrático Nacional en 1989.

Ahora, en 2024, cuando tenemos en ciernes la construcción de otro partido hegemónico, hay un sector de la sociedad que busca contrapesos al ejercicio del poder. En ese sentido, el llamado Frente Cívico Nacional pretende registrarse como partido político en el país. Sin embargo, este frente es muy distinto al creado en 1988.

Hace 36 años, la disidencia era de izquierda y progresista; hoy, la disidencia representa a la derecha y a ciertos sectores del conservadurismo. Para equilibrar el mapa ideológico ante un gobierno sin contrapesos que amenaza con regresarnos al tiempo del partido hegemónico, hace falta una disidencia organizada cuya base política tienda hacia la socialdemocracia. 

El reto es mayúsculo, y no se ve que haya personas con el perfil, la legitimidad, el alcance mediático, la base social, y -sobre todo- con la claridad ideológica, que marque una tercera vía entre la derecha conservadora y el nuevo régimen de partido hegemónico que gobierna sin contrapesos.

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión.

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