Perspectiva. El regreso imposible
Dice la presidenta Claudia Sheinbaum que México está preparado para recibir a los paisanos indocumentados que pudiera regresar Donald Trump.
Dice la presidenta Claudia Sheinbaum que México está preparado para recibir a los paisanos indocumentados que pudiera regresar Donald Trump. Nosotros tenemos “otros datos”, al menos en lo que a Guanajuato se refiere. Nuestra entidad es la segunda con más migrantes después de Michoacán.
Se estima que cerca de 1.8 millones de paisanos en Estados Unidos son de nuestro estado, de los cuales unos 600 mil son indocumentados. Si Trump enloquece y hace redadas, más de medio millón serían deportados a Guanajuato, a su terruño de origen. Casi el número de habitantes que tiene Irapuato o un tercio de los leoneses.
La mayoría cuenta con familiares y amigos aquí, pero muchos hicieron familias en Estados Unidos, donde sus hijos, por nacimiento, son norteamericanos. Son adultos a quienes regresarán con el enorme costo humano y económico para ellos y sus empleadores. Aquí no estamos preparados para recibirlos. Necesitan casa, comida y trabajo para salir adelante, en un momento en el que el mismo Trump puede mandar al diablo la economía nacional imponiendo aranceles del 25 % a nuestras exportaciones.
Hay quienes apuestan a que el “agente naranja” no se atreverá porque sería un mal negocio para su país. Pero otros advierten que no tiene mucho que perder porque no puede reelegirse. El peligro es que sus más oscuros sueños xenofóbicos los haga realidad.
Si a Guanajuato sumamos Michoacán, Jalisco, Guerrero y Zacatecas, vemos que no hay forma de que nuestras economías resistan la llegada. De golpe, volverían 2 o 3 millones de paisanos. Muchos de ellos no encontrarán techo o trabajo; la mayoría se pondría, desde el primer instante que toquen el terruño, a buscar la forma de regresar a EE. UU. La mayoría de la migración no fue durante esta década ni la pasada. Hay indocumentados que tienen 30 años o más en ese país.
Tampoco sabemos cómo prepararnos para ayudarlos; los recursos federales se agotan entre los intereses de la deuda pública, Pemex, la CFE y los elefantes blancos de López Obrador.
Con el austericidio en la salud, la educación y la inversión en infraestructura, la administración de la 4T no podría con todo. A Acapulco le han metido todo el dinero que han tenido y ni aún así se levanta el puerto.
A la larga, contar con mayor población está bien. Los paisanos siempre serán ayudados por la solidaridad del mexicano en tiempos difíciles. Recordemos el temblor de 1985 o la propia pandemia, donde no faltó comida y sustento gracias a familiares y amigos. Nunca comparada con la nula solidaridad del Gobierno que se hizo ganso cuando pequeñas y medianas empresas no pudieron mantener su plantilla de trabajadores.
Los ciudadanos nos debemos preparar para la ayuda inmediata. No podría decir cómo pero cuando hay voluntad y determinación se encuentra el camino. Guanajuato haría bien en medir sus apoyos electorales para guardar algo en favor de los paisanos desplazados. Por fortuna las finanzas del Estado son sanas y puede encontrar una partida para ayudarlos, dado el caso.
Del otro lado también tendrían que preparar la salida de gente buena y trabajadora, que levanta cosechas, corta la carne, tiende las camas y cuida los jardines. Los vecinos, acostumbrados a la vida de confort que les dan nuestros paisanos, sufrirán también. En Texas, donde adoran a Trump, ¿qué harán? Ni siquiera ellos lo saben.
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