Perspectiva: “Si se hunde Pemex, se hunde México, se hunde usted”

Enrique Gómez Orozco

"Si se hunde Pemex, se hunde usted y nos hundimos todos; se hunde el país" 1. Advertencia del líder petrolero José Sosa al presidente Miguel de la Madrid en enero de 1986.

Enrique Gómez Orozco

Pemex vive la peor crisis de su existencia porque después de 47 años toca fondo su producción de petróleo con apenas un promedio de 1.33 millones de barriles diarios, insuficientes para pagar su deuda de más de 120 mil millones de dólares (bonos, bancos y proveedores). Vive quebrada.
Cuando el líder petrolero dijo al presidente que él se hundía si Pemex se hundía, era un mensaje de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, quien quería intimidar a De la Madrid para no perder poder, prerrogativas y prebendas.

En la campaña de Carlos Salinas de Gortari en 1989, “La Quina” quiso recetar la misma advertencia al candidato.  Salinas cobró cuentas al “líder moral” por haber apoyado la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas. Lo metió a la cárcel bajo el pretexto de que tenía armas de alto poder en su casa. Esa fue la respuesta para todo aquél que quisiera retar al presidente. Los críticos dicen que ese día, el 10 de enero de 1990, Salinas se  sentó en la silla presidencial, había despejado la duda de quién mandaría durante el sexenio.

Después de 4 décadas de usar el petróleo para sostener al gobierno, al sindicato y a miles de contratistas,  funcionarios ventajosos y huachicoleros de adentro y de afuera, llega el día del recuento de daños. Lo que fuera el “motor del desarrollo” del país se convierte en la carga más pesada para la Federación, después del sistema de pensiones y los intereses de la deuda.
Arreglar la economía nacional debe comenzar por sanear a Pemex. La petrolera paga intereses superiores a la deuda pública del gobierno. Existe la tentación de convertir ese pasivo en deuda “soberana”. Suena bien en términos de ahorro, pero los financieros saben que contaminaría todo y podríamos perder la calificación crediticia que nos dan las calificadoras. Sería un barril de chapopote sobre Hacienda.

El mejor camino es ver a Pemex como una empresa que se puede salvar, que tiene los activos y las reservas suficientes para salir adelante. Lo que necesitamos es olvidarnos de la vaca sagrada que inventaron los gobiernos nacional populistas. Al precio de la mezcla mexicana del 31 de enero, 68.69 dólares, Pemex tardaría 4 años en pagar su deuda de 120 mil millones de dólares si no tuviera un peso de gastos ni que pagar intereses.
Si sumamos la operación que es deficitaria y la carga del huachicol y las pensiones de los trabajadores (las más generosas del gobierno), comprendemos que urge una reinvención de la empresa. Lo que había planteado Enrique Peña Nieto era una reforma con la participación de empresas privadas. Andrés Manuel López Obrador la tiró a la basura por ignorancia y patrioterismo; además le cargó en el cuello la construcción de la refinería de Dos Bocas.

José Sosa no tenía razón al decir que si se hundía Pemex se hundía México y se hundía el presidente. La sabiduría de Ernesto Zedillo demostró que el país podía crecer a tasas aceleradas del 7 % aún con un precio mínimo del barril.  En los últimos años de Zedillo (1998-2000) el precio de la mezcla llegó a valer menos de 20 dólares, sin embargo bajó la inflación, tuvimos pleno empleo y se sentaron las bases de estabilidad monetaria que aún tenemos. (Continuará)

Las ideas aquí expresadas pertenecen solo a su autor, binoticias.com las incluye en apoyo a la libertad de expresión. 

 

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